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Relato ganador de la XIª edición de los Microrrelatos por la Igualdad

PARA ANDAR POR EL BOSQUE

De haberlo sabido antes, habría evitado ocultarse tras máscaras que no le pertenecieron. Hija de sangre azul y obediente, encorsetada por roles; con caperuza roja, disfrazada con marcas y productos de moda; inocente y altruistamente entregada a otros, propios y ajenos. Había deambulado más de cincuenta años, por los cuentos de la vida, en función de lo que pensaban o querían los demás.

Ahora, con fuerza para deshacerse de esos vestidos y coronas que nunca pidió, se ha dado permiso para reconocerse hermosa sin maquillaje, para alzar su voz breve, precisa, inteligente y amable, como un trino; y bajarse de los tacones que le atormentan los pies. Está claro que así no hay quien ande por el bosque. Y menos si te falta un lobo cómplice que decida caminar a tu lado para ir charlando alegremente hasta casa de tu abuela.

Siempre intuyó que había piezas que no encajaban bien en su puzle, pero no terminó de ver que sus actos venían dictados por un narrador al que lo único que importaba era la trama. Descubierto el pastel, alzó su voz rebelde y luchadora, para escribir su propia vida y protagonizar historias de otro tipo. Aunque es cierto que aún siente el lastre de la de superwoman,
va quitándose las capas que le apetece. Y, aunque no haya habido tiempo de saberlo antes, nunca es tarde para descubrir que te llamas Eugenia en lugar de Blancanieves, que te importa mucho el agua que se invierte para hacer una camiseta y que no te hacen falta veinte para para sentirte atractiva y satisfecha.

Y colorín colorado, el cuento solo ha empezado.

NURIA GARCÍA LÓPEZ

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